Para los cofrades, esta Semana Grande, posiblemente, haya sido histórica, pero no por sus maravillosos momentos, sino por la falta de éstos. Un año anhelando estos benditos días, para que la "casualidad" nos borre esa ilusión en segundos, aunque quizás esa ilusión ahora este multiplicada por dos. La Semana Santa de Sanlúcar del 2011, será recordada por la incertidumbre meteorológica, como la de Sevilla, la de Cádiz también, y la de Huelva, la de Córdoba, Jaén... De siete de nuestras cofradías, solo tres han echo Estación de Penitencia en las calles y una de ellas a un ritmo acelerado por el temor a verla interrumpida por ese líquido del que no queremos hablar por estas fechas.
El Miércoles Santo el cielo amenazaba, quería desafiar a la Hermandad de la Oración en el Huerto, quería asustar dejando caer algunas gotas durante la primera parte del recorrido, pero esta cofradía, siempre valiente, siguió adelante con su cortejo, con un poco de celeridad pero luciéndose como cada año, 37 en total sin interrupciones. La tranquilidad llegó cuando la Hermandad regresaba a su templo por Juan Carlos I, la Virgen de la Encarnación avanzaba por su calle con Callejuela de la O y bajo una petalada, los allí presentes no se imaginaban que eran las últimas marchas que sonarían en Sanlúcar por este año y a la una y media de la madrugada el palio del Huerto cerró la Semana Grande de Sanlúcar la Mayor.
¿Quién podía imaginarlo? el día Grande, el Jueves Santo sin cofradías por nuestras calles, sin aplausos y llantos en la calle real ya entrada la madrugá, sin oraciones al Nazareno ni "cangrejeros" subiendo Marín Feria al son de Campanilleros... Sin nada, ni un solo de corneta...El Viernes, media hora; esperanza, milagro. Media hora de espera que podía haber servido, sí, pero ya estaba decidida la Junta y ésta pensó con la cabeza, siempre sensata, no arriesgando el patrimonio artístico como pueden ser dos siglos de Astorga, ni el patrimonio humano como son los pequeños monaguillos y todas las personas que conforman el cortejo de esta Hermandad de negro.
Y el Sábado Santo se intuía, el mal sabor de boca que dejó el 2008 hacía presagiar que la Soledad se quedara en su casa, decisión siempre acertada como la del resto de Hermandades de Sanlúcar, con la "canina" tras el manto de la Virgen y ella, con el corazón a la vista, apuñalado de dolor, de ver a sus hijos, capirote en mano, preguntándole ¿Porque?
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